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Vía férrea La Fuente-Barca d'Alva: buscar alternativas de desarrollo a una línea muerta

SALAMANCA24HORAS

Ahora que está de actualidad el Plan Regional del Valle del Duero vuelve a tener rabiosa actualidad la puesta en servicio de la vía férrea entre La Fuente de San Esteban y Barca d’Alva, que cruza dos de las zonas más deprimidas de la provincia de Salamanca, como son las comarcas del Yeltes y Vitigudino.

Por ello, es básico que la Junta de Castilla y León se implique en el proyecto porque esta zona no puede esperar diez años a poner en marcha el Plan del Duero, porque es «zona de activación prioritaria», como aseguran varios alcaldes de la zona, como José Francisco Bautista, regidor de Hinojosa de Duero y uno de los principales impulsores de este proyecto que, «ahora, por desgracia, está parado», aunque exista el Plan de Dinamización de la Diputación de Salamanca que sólo recoge la actuación en los laterales de la vía férrea para realizar una ruta, no actuaciones en la vía ni los raíles.

Según Bautista existe un estudio realizado por un experto en el que asegura que el acondicionamiento de los 77 kilómetros desde La Fuente de San Esteban hasta Barca d’Alva «no supondrían más de 7 millones de euros, actuando sobre puentes, túneles y vías».

Los motivos que esgrimen los alcaldes y vecinos de estas zonas, así como otros colectivos, son cuatro. El primero, dar un impulso a dos comarcas desfavorecidas, vertebrando a dos de las zonas más deprimidas. En segundo lugar, generar puestos de trabajo, tanto con la realización de las obras como posteriormente con los servicios que la apertura de esta vía ferroviaria turística conllevaría, tal como la construcción y rehabilitación de viviendas en los pueblos afectados y otras infraestructuras que algunos puestos de trabajo seguro que crea.

En tercer lugar, gancho para lanzar turísticamente a estas comarcas, ya que en la provincia los dos lugares con mayor tirón por únicos, son La Covatilla con la nieve y esta vía férrea por su singularidad, atractivo y belleza. Y, cuatro, atracción de La Raya y toda su historia, como forma de buscar un nexo común con Portugal, y, en ese sentido, habla el Plan del Valle del Duero de la Junta de Castilla y León con la misión de potenciar las diversas conexiones con Portugal.

Todo ello, partiendo de la recuperación posible de las estaciones como centros de ocio o servicios en la ruta que haría un tranvía de aquella época, guardados en las instalaciones de Renfe, que saldría de La Fuente de San Esteban hasta Barca.

Es que además ahora,
Portugal ya tiene adjudicadas las obras para poner en marcha el ferrorcarril desde Pocinho hasta Barca d’Alva, para, de esta forma, potenciar una importante ruta y vía en el país vecino, como la Línea del Duero, con un gran encanto y belleza natural y etnográfica, por no olvidar la vitivinícola, con el vino de Porto.
 
Una ruta recomendable a falta de tren

Pero hasta el momento, sólo queda realizar un viaje de conocimiento de la línea férrea que une La Fregeneda con Barca D’Alva, que fue el motivo que nos condujo a recorrer esta ruta. En tiempos, una importante conexión entre España y Portugal, la línea, ahora clausurada, es un excelente lugar para quien pretenda hacer un sendero en contacto con la naturaleza o para quien desee conocer una de las más bellas líneas ferroviarias de la Península Ibérica.

A lo largo de 18 kilómetros, el recorrido, siempre a pie, se inicia en La Fregeneda, la última estación de tren de la línea de Salamanca, y termina en Barca d’Alva, la última estación portuguesa de la línea del Duero. Actualmente, esta línea lusa ya no llega a Barca d’Alva, termina en Pocinho, pero ha comenzado su rehabilitación, como apuntábamos anteriormente.

El terreno accidentado y el río Águeda en el fondo del cañón originan los caprichos de este itinerario: 20 túneles y 14 puentes, auténticas obras de arte que aparecen a lo largo de toda la línea. Destacan el túnel ’La Carretera’, con una extensión de 1.593 metros; el túnel ’Morgado’, por albergar una importante colonia de murciélagos, y el puente ’Arroyo Poyo Valiente’, por la curvatura que presenta.

Comenzamos el camino a primera hora de la mañana partiendo de la estación de La Fregeneda, que queda a 2 kms. del pueblo. A pesar de las dificultades del trayecto vamos atravesando túneles y puentes, captando cuanto fuera posible todos los pormenores. La belleza del paisaje, la presencia del río y el hecho de estar rodeados sólamente por la naturaleza crea un escenario magnífico para el ensueño, la placidez y la contemplación del profundo silencio. El empeño en ver todo cuanto aparece ante nuestros ojos es tal que avanzamos rápidamente en el complicado terreno. A medio del camino somos sobrevolados por águilas y otras rapaces que otean el horizonte y la sima del lecho fluvial desde las alturas, momento único de comunión del hombre con la naturaleza.

El camino, planificado para ser realizado en dos días, lo concluimos en un sólo día cuando, alrededor de las cuatro de la tarde, llegamos a la estación de Barca d’Alva, en el momento preciso que salía un barco dirección Pocinho de la empresa lusa Foz Coa Invest, que nos invitaba a surcar el Duero.

Con todo, para disfrutar mejor del paseo es aconsejable hacer la ruta en dos días, optando por acampar a mitad del trayecto y disfrutar de la noche estrellada, del silencio roto por el revoloteo de los alados y algún que otro mamífero que agita los pequeños arbustos. Encontrarnos a nosotros mismos con la mente imbuida de oxígeno, negrura y noche infinita.

Para principiantes, el sendero exige una razonable preparación física –aunque nada de deportistas, teniendo presente que caminar siempre es saludable– y, sobre todo, no es aconsejable a quien tiene vértigo, teniendo que pasar por varios puentes y ver la profundidad de los cañones bajo la traviesas y raíles. Además, mucha precaucación en días de lluvia, heladas y demás -si se puede, evitar estas fechas- por el lamentable estado de muchas traviesas.

Magna obra de ingeniería

Casi 20.000 personas fueron necesarias para construir la línea férrea que une La Fuente de San Esteban con Barca d’Alva, salvando así la frontera con Portugal, entre los años 1887 y 1985, en que fue finalmente cerrada alegando problemas económicos. Esta magna obra de ingeniería civil decimonónica, hoy en desuso, se ha convertido en una preciosa ruta de senderismo a través de Las Arribes del Duero.

Con el ánimo de vencer el aislamiento y por iniciativa portuguesa, se construyó a finales del siglo XIX una de las mayores obras de ingeniería civil decimonónica, si no la que más, al unir por vía férrea La Fuente de San Esteban, en la provincia de Salamanca, con la denominada raya húmeda fronteriza, al llegar el ferrocarril hasta la localidad portuguesa de Barca d’Alva, dando a las mercancías transportadas una salida al mar por Oporto, siguiendo el cauce final del río Duero.

Esta línea férrea de 77 kilómetros de recorrido, tiene la mayor dificultad de su trazado en salvar el desnivel existente entre los 483 metros de altitud de la última estación española, la de Valdenoguera en el término municipal de La Fregeneda, y los 130 metros de la desembocadura del río Águeda en el Duero. Fue necesario horadar 20 túneles y levantar 13 puentes. Todo este despliegue técnico y humano fue inaugurado el 8 de diciembre de 1887, y cerrado el 1 enero de 1985.

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